Respondió Jesús y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber; tú le pedirías, y él te daría agua viva». Juan‬ ‭4:10‬

Cuando Jesús se dirigía a Galilea, pasó por Samaria y se detuvo en el pozo de Jacob para descansar. Allí llegó una mujer samaritana para sacar agua y, en ese momento, Jesús le pide de beber. La mujer asombrada, le pregunta: «¿Cómo tú, siendo judío, me pides a mí de beber, que soy mujer samaritana?», ya que entre ellos no había ningún trato. Y Jesús rápidamente le expresó: “Si supieras quién soy, me pedirías de beber, y yo te daría agua de vida”.

Todas tenemos diferentes historias y momentos que atravesar. Lo impactante es que se nos olvida quién pagó el precio y quién camina día a día a nuestro lado. En ocasiones, nos encontramos en modo automático en la vida, buscando cómo caminar, responder, resolver y cambiar, de tal form que cuando el Padre nos habla, ni reconocemos Su voz.

En esta temporada, Él nos está llevando a una completa dependencia en Él, a que podamos entender y afirmar Su poder transformador. Que aún en medio de nuestras debilidades, confusión, problemas, defectos o circunstancias, Él se nos acerca con una respuesta de vida y el regalo de la sanidad. Nuestro Padre nos conoce muy bien. En Sus manos están nuestros tiempos y en Su presencia, Su verdad.

«Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos». Isaías‬ ‭44:3‬

¡Ese es quién está contigo! ¡El que no duerme! ¡El que siempre saciará tu sed y te acompañará en tu camino! ¡El dueño de tu casa y tu generación! El escritor de tu historia: Dios.

Jennifer