El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará». 2 Corintios 9:6

Hay momentos en los que nos es necesario detenernos y reflexionar acerca de lo que hemos estado haciendo. Preguntarnos: ¿En qué estoy invirtiendo mi tiempo? ¿Cuáles son los pensamientos que ocupan mi mente? ¿De qué hablo continuamente? ¿Estoy haciendo lo correcto para recibir lo que espero?

Tu mente y tu corazón es como un terreno fértil. Todo lo que tú decidas sembrar en ese terreno dará fruto para bendición o para maldición. Si, por ejemplo, yo decidiera sembrar temor y desconfianza en mi corazón, el fruto de esa semilla comenzaría a hacerse evidente por medio de mis acciones. Si antes era atrevida para ejecutar nuevas tareas o retos, ahora sencillamente comienzo a huir de todo.  Pero si por el contrario, yo decidiera sembrar fe y valentía en mi corazón, el fruto de esa semilla sería accionar por fe y arrebatar las bendiciones de Dios para mi vida.

Ahora bien, este verso en particular es claro y nos enseña que si das poco, vas a recibir poco y que si das mucho, vas a recibir mucho. Ahora te pregunto: ¿Qué estás sembrando tú para extender el Reino de los Cielos? ¿Qué semillas tienes en tus manos? No importa el nombre de esa semilla, lo que tienes que saber es que solamente sembrando esa semilla comenzarás a ver el fruto. Ciertamente no lo verás inmediatamente, pero lo importante es que valores la semilla sembrada y cuides con amor y expectativa el fruto de ella.

No te decepciones cuando no veas nada germinar. Sigue cuidando esa semilla con esmero. No renuncies al fruto de ella si es que tardara en aparecer, porque la palabra nos exhorta a que: «No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos» (Gálatas 6:9). Y esto es en todos los aspectos de nuestra vida.

Si has estado sembrando y cuidando fielmente lo que Dios ha puesto en tus manos, confía: «Ciertamente el SEÑOR dará lo que es bueno, y tu tierra dará su fruto» (Salmos 85:12).

Lisandra