Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!». Filipenses 4:4
Levantemos nuestro rostro a los cielos expresando el gozo dulce y la paz que nuestro amado Padre Celestial derrama hoy sobre nosotras. Esa única confianza y seguridad apacible que sólo se puede palpar cuando sabemos que dependemos completamente de Él, entendiendo y afirmando que nos responderá, así cómo está escrito en su Palabra.
Muchas veces es difícil ver con nuestro ojos de «descanso» en medio de circunstancias que nos desesperan. Pero es ahí cuando tenemos que enfocarnos y recordarnos audiblemente quiénes somos en Dios y que -por encima de todo lo natural- está Su propósito eterno, escrito en nuestra vida para que sea cumplido en Su divino tiempo. ¡Él nunca llega tarde! ¡Él siempre ha estado aquí!
No inviertas más tiempo en la ansiedad de hallar una respuesta porque te está robando tiempo de gozo y descanso en Su presencia, el cual aclarará tu camino. «Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová» (Salmos 40:1-3).
«Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea enaltecido» (Salmos 40:16). ¿Por qué? Porque Él siempre será la respuesta y quien llenará tus días de bendición. «Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús» (Filipenses 4:19).
Nuestro Dios de misericordia, gracia, favor, amor, gozo y paz te cubre con Sus maravillas. «Canta y alégrate, hija de Sion; porque he aquí vengo, y moraré en medio de ti, ha dicho Jehová» (Zacarías 2:10).
Jennifer
