Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará». Habacuc 2:3

Les contaré una anécdota que nos pasó a mi esposo y a mí. Tenía en casa unos aguacates y mi esposo quería que le hiciera un guacamole. Yo, con mucho amor, comienzo la preparación. Aunque me faltaban algunos ingredientes, comoquiera decidimos seguir haciéndolo.

Nos percatamos que uno de los aguacates estaba muy maduro y que algunas de las partes no servían ya. Mi esposo me dice: «El otro debe estar ya. Lo voy a cortar para usarlo». ¿Saben qué, amores? Cuando puse todos los ingredientes juntos, el aguacate no estaba listo. Le faltaba tiempo para madurar. Muchas veces, nosotros somos como el aguacate: puede ser que estemos listos para el tiempo de Dios, pero creemos que no es el tiempo de lanzarnos y pasa el tiempo y comenzamos a pudrirnos por ser negligentes en el tiempo que Dios nos ha dicho para nuestra asignación. O, te puede pasar como el otro aguacate, que no era el tiempo de madurez y te lanzas en el tiempo que todavía Dios no te ha dicho.

En los procesos de nuestra vida, en ocasiones no sabremos del todo cuándo es el tiempo que Dios te dice que te muevas para tu llamado. Pero, sí te puedo decir que Dios te moverá en el lugar indicado para que madurez y será en el tiempo perfecto para lanzarte al lugar de tu asignación y que así se cumpla el llamado de Dios sobre tu vida. Espera sin temor. Espera el tiempo perfecto de Él para que no seas como estos aguacates, ya sea que hayas madurado tanto que te quedes estancado o que todavía no estés maduro y no te encuentres en el tiempo perfecto de Dios.

Tenemos que examinarnos. Busca la dirección de Dios, ten intimidad con el Padre, únete a personas maduras, sabias, para que sean también consejeros. Te aseguro que cuando estés alineado en el lugar correcto, la atmósfera correcta, teniendo intimidad con el Padre y uniéndote con personas clave, serás lanzado con madurez en el tiempo correcto de Dios sobre tu vida.

Magda