No obstante, aún me atrevo a tener esperanza cuando recuerdo lo siguiente: ¡el fiel amor del Señor nunca se acaba! Sus misericordias jamás terminan. Grande es su fidelidad; sus misericordias son nuevas cada mañana. Me digo: El Señor es mi herencia por lo tanto, esperaré en él». Lamentaciones 3:21-23

Estando aquí, mirando hacia adelante y dejando atrás lo que quedó en el pasado, puedo ver un hoy y un mañana lleno de nuevas oportunidades. Mi corazón palpita con una rapidez inusual cada vez que abro mis ojos en la mañana y me detengo a ver la luz del sol brillar y confirmo una vez más que Su fidelidad es grande y que me ha dado una oportunidad más. Ahora bien, la pregunta que surge al instante es: ¿una nueva oportunidad para qué?

Todas nos hemos dicho en algún momento: «si volviera a… , lo haría así» o «si pudiera darle al tiempo para atrás, no hubiera…». Bueno, todas sabemos que es imposible darle para atrás al tiempo, pero sí podemos mirar hacia adelante y transformar nuestro hoy y nuestro mañana en lo que soñamos. ¿Sabías que podríamos convertir los errores, los problemas, las crisis, las malas decisiones y las decepciones en nuevas oportunidades? Pero, ¿cómo sería eso posible? ¿Cómo de algo negativo podría convertirlo en algo nuevo y bueno? Pues yo lo creo así; primero, porque me lo dice Su palabra y, segundo, porque los procesos más oscuros, más dolorosos y más decepcionantes de mi vida me han dado la oportunidad de conocer características de Dios que -de otra manera- no las conocería.

Había escuchado y leído sobre un Dios sanador. No fue hasta que recibí el diagnóstico de una enfermedad de mis intestinos que sufriría de por vida, que lo conocí como el Jehová Rafa y hoy puedo orar por otros totalmente convencida de que Él sana. También tengo evidencia de que ha sido mi Jehová-Shalom; me ha impregnado con Su paz en los momentos en que la ansiedad me ha querido controlar. Como éstas, he vivido muchísimas experiencias que hoy me dan la oportunidad de compartirlas contigo e impregnarte de esperanza y fe. Son esos momentos los que pueden abrir una puerta de oportunidad u oportunidades no sólo para tí, sino también para aquellos que de alguna manera tienen su mirada en ti: tus hijos, tu familia o compañeros de trabajo.

Cada día es una oportunidad. Jamás creas la mentira de que el pasado o la crisis terminó contigo. No fuiste creada para no dar frutos y no fuiste creada para vivir en derrota ni en el suelo. Hoy te levantas para deleitarte en Él. Pon tus ojos en tu Creador, quien te conoce mejor de lo que te conoces y sabe tu principio y tu final. Escúchalo con atención porque desde hoy comenzará a darte las instrucciones para retomar tu propósito. Y si vuelves a caer, mira hacia arriba, porque te espera una nueva oportunidad.

¡Sus misericordias son nuevas HOY! ¡ALELUYA!

«Si tú escuchas con atención la voz del Señor tu Dios, y cumples y pones en práctica todos los mandamientos que hoy te mando cumplir, el Señor tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Si escuchas la voz del Señor tu Dios, todas estas bendiciones vendrán sobre ti, y te alcanzarán». Deuteronomio‬ ‭28‬:‭1-2‬ RVC

Edna Liz