¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que trae buenas noticias, buenas noticias de paz y de salvación, las noticias de que el Dios de Israel reina!”‭‭ Isaías‬ ‭52:7‬ ‭NTV‬

¿Alguna vez has estado en ese momento donde tienes una noticia que dar, sabes que traerá alegría, pero todavía no es el momento y no puedes darla a conocer? Si es en horas, ellas se vuelven eternas, y ni imaginar si debemos esperar días, porque se vuelven los más largos de toda nuestra vida. Nuestro corazón se agita cada vez más al acercarse el momento de manifestar la noticia y lo podemos sentir hasta en nuestro estómago. Algunos detestan estos momentos, mientras que otros les emociona ser la voz y representantes de noticias continuamente. Creo que de esto estarán hechos los reporteros de los noticieros y periodistas.

Pues hoy tengo una noticia para ti: estás hecha para dar noticias, anunciar, decir, llevar, en fin, ¡¡¡GRITAAAAARLAS!!! Pero no cualquier cosa, no. Cargas con buenas noticias. Aunque no las veas todavía, las conoces. Por esto es que te sientes inquieta; sientes que todavía te falta algo por hacer. Se nos hizo un llamado a todos los hijos de Dios: «Les dijo: Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda criatura» Marcos 16:15 NVI. Nosotros -los que le hemos entregado nuestro corazón y creemos que Él es nuestro Salvador- tenemos una encomienda: llevar las buenas noticias de salvación y de las obras que Él ha hecho.

Hay una luz que se encendió en ti al instante que confesaste, creíste y determinaste seguir a Cristo. Esa luz no la puedes esconder aunque te envuelvas entre las rutinas y problemas de la vida diaria. Esa llamita te despierta una inquietud de compartir con otros las maravillas y grandezas del Reino de los Cielos y sus promesas. Pero sucede algo cuando las callamos y las contenemos dentro. Si dejamos que los malos ratos, las frustraciones y las decepciones controlen y gobiernen nuestras mentes, eventualmente y en poco tiempo se convertirán en las noticias que saldrán de nuestra boca. Comenzamos a anunciar chismes, críticas y, de momento, lo que disfrutamos es el llevar las malas noticias a los que nos rodean.

No dejes que tu boca anuncie las malas noticias. Eres recipiente de luz, de esperanza, de fe. Comienza a gritar lo que contienes ahora, lo que nuestro Padre Celestial depositó en ti. Grita con lo que hablas y haces que Él es Rey, Soberano y que no hay otro como Dios. Grítalo de la forma que quieras, de la manera que sabes que otros lo recibirán y te entenderán. Puede ser que esa manera sea hablando con otros, quizás sea escribiendo, cantando, danzando, pintando. Para otras podría ser creando, ayudando a la comunidad; no sé, existen tantas maneras. ¡Mujer! Tu vida y tu entorno será trasformado cuando determines y te muevas a gritar las buenas noticias que contienes. ¡Llenemos nuestro entorno de buenas noticias!

Edna Liz