Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios». Hechos 20:24 NVI

Las flechas apuntan a un blanco. Son lanzadas para penetrar en un objetivo. Las pruebas o momentos difíciles que vivimos -sin haberlos planificado- son como flechas que penetran nuestro ser y pareciera que nos dejan sin aliento. La palabra de Dios tiene abundantes promesas para nosotros, aquellos que pasamos por momentos difíciles e inciertos, pero que decidimos confiar en Él. Él nos promete que aunque pasemos por las aguas, estará con nosotros y los ríos no nos ahogarán. Nos afirma que el fuego no nos quemará ni la llama nos abrazará (Isaías 43:2). No sé cuál es tu momento de crisis, pero te aseguro que será pasajero.

Ahora bien; algo sucede en esos momentos y es que conocemos SU PODER como en ningún otro tiempo. Nos convertimos en EVIDENCIA, algo que este mundo necesita. Muchos están sedientos de ver la manifestación de Su poder.

Llegó el tiempo de confiar, de creer y sacudirte. Decide tomar tus flechas y convertirlas en la evidencia de SU PODER.

«En esto se alegran, a pesar de que por ahora, si es necesario, estén afligidos momentáneamente por diversas pruebas, para que la prueba de su fe —más preciosa que el oro que perece, aunque sea probado con fuego— sea hallada digna de alabanza, gloria y honra en la revelación de Jesucristo». 1 Pedro 1:6-7 (RVA)

Edna Liz